Mi romance con Mallorca comenzó hace ya cuatro años, cuando conocí esta impresionante Isla gracias a una parada del crucero Harmony of the Seas de Royal Caribbean. Como muchos saben, los cruceros sólo te dejan ver una pequeña pincelada de las ciudades que visitas ya que la mayoría de las paradas duran unas horas, pero en mi caso fue suficiente para enamorarme perdidamente de la más grande de las Baleares y poder contarles un poquito en este artículo qué era lo que no se pueden perder si vienen a hacer una escapada.
Por eso, desde el momento en el que me subí al crucero para abandonar esta Isla y seguir el recorrido, tenía claro que volvería. Y es que con sus 555 kilómetros de costa y una media de 340 días de sol del año, Mallorca es ese destino ideal para relajarse y disfrutar de su encanto en cualquier época del año.
Al final me decidí a volver y por eso, después de estar varios días disfrutando de los encantos de la Isla y mimetizándome con el entorno, les puedo recomendar varios tips para sumergirte en la cultura y espacios de Mallorca como una persona que lleva toda su vida paseando por sus calles, y disfrutar de una cara de la isla desconocida para la mayor parte de los turistas que la visitan.
1. Tómate un vermut en S’Escorxador
Es uno de los lugares preferidos por los locales para pasar alguna tarde del fin de semana, y no es para menos. Este complejo, que data del año 1905, es un antiguo matadero que fue proyectado por uno de los arquitectos mallorquines más conocidos por los locales, Gaspar Bennàssar. Hoy en día es un gran centro comercial al aire libre que cuenta con una pequeña sala de cine, supermercados, bares y restaurantes, y hasta un parque infantil. Está un poco alejado del núcleo turístico, pero en poco más de 10 minutos paseando llegas sin problemas, y la visita merece mucho la pena si quieres hacer un viaje un poco diferente y conocer por donde se mueve la gente que vive en Mallorca.
Es uno de los centros neurálgicos de Palma, y es que además de su preciosa estética, los mallorquines disfrutan de un entorno del aire libre cerrado al tráfico, que está abierto en todas las épocas del año
Si eres de los que disfruta en las terrazas con una bebida fría, te recomendamos que hagas una ronda por los principales bares y visites La Casita del Reloj, el Café a Tres Bandas y Es Cantonet, y pidas algo para picar. Si por el contrario los bares no son lo tuyo pero te gusta el cine independiente, reserva una tarde para ir a Cine Ciutat, donde podrás ver películas de todos los lugares del mundo en versión original subtitulada dentro de un cine de barrio de los que ya no quedan.
2. Disfruta con las particularidades arquitectónicas
Si hay algo que me gusta hacer cuando viajo, es conocer y admirar los edificios y las particularidades de cada ciudad que visito. Por eso, con Palma no podía ser menos. Les recomiendo altamente que callejeen y encuentren sus rincones preferidos. Yo no puedo escoger porque me encantan muchos lugares, pero les recomiendo dos que no pueden perder en su visita a la Mallorca como un local: los patios mallorquines y el barrio de Es Jonquet
Los patios, que en Mallorca se llaman ‘patis’, son una de las cosas típicas que muestran con más orgullo los locales. No tienen tanta fama como los de Córdoba ni son tan floridos, pero son unos espacios preciosos que suponen toda una referencia histórica. Se daban sobre todo en las casas señoriales, y las viviendas pivotaban en torno a ellos, donde se hacía la vida cotidiana. El de Can Bordils, en pleno casco histórico, es uno de los más conocidos, pero a mi me gustó mucho más el de Can Balaguer. Si callejeas por el barrio de la Calatrava, verás muchos que no son públicos pero que se pueden admirar desde la calle
El barrio de es Jonquet es un pequeño oasis en medio de la ciudad. Las casas de dos plantas que recuerdan a los pueblos, flores en los balcones, calles estrechas y el suelo empedrado y son algunas de las características que le dan más belleza a esta zona. Además, muchas de sus fachadas están decoradas con murales de papel elaborados por el artista Abraham Calero. Si te pierdes más de 10 minutos por sus calles no querrás irte nunca.
3. Si vas a moverte poco, coge un transfer
En Mallorca casi todo el mundo tiene coche desde que cumple 18 años, porque la verdad es que el transporte público municipal de Palma es bastante deficitario y el que comunica la capital con el resto de pueblos y ciudades es todavía peor. Pero si vas a venir unos cuantos días y tu visita se va a centrar en Palma, te recomendamos que te olvides de alquilar un coche y te dediques a patear sus calles.
De esta manera podrás disfrutar de todas las callejuelas, comercios y rincones que hacen de esta ciudad una de las más visitadas de España, sobre todo en verano.
4. No desprecies el interior
La imagen que todos tenemos de Mallorca es la de playas de arena blanca y aguas cristalinas. Y aunque es real, no es lo único que merece la pena de Mallorca. Si te atreves a abandonar la capital y las playas y quieres adentrarte en el interior, descubrirás paisajes rurales que no aparecen en las postales pero no por ello son menos espectaculares.
Si quieres ir a lo seguro, visita Fornalutx: este pequeño pueblo (y si decimos pequeño es porque lo es, ya que tiene menos de 700 habitantes) fue galardonado hace un par de años como uno de los pueblos más bonitos de España. Y les aseguro que lo es: sus empinadas calles, su color tostado y su vegetación hacen de este pueblo una visita muy interesante. ¡La de fotos que harán!
Además de Fornalutx, otro de los lugares recomendados, especialmente para los amantes del vino es Binissalem. Este pueblo, que cuenta con su propia Denominación de Origen, tiene algunas de las mejores bodegas de Mallorca. Y es que, aunque los vinos mallorquines no sean tan conocidos como los de La Rioja, seguro que os encantan. Para hacer una cata allí, llamad a la Bodega Biniagual. También está en Binissalem Macià Batle, una de las bodegas más famosas de la isla.
5. Come en un Celler
Y por último, pero no menos importante…¡comida local! Como lugar turístico, encontrarás centenares de sitios que se promocionan como restaurantes de comida local, pero en muchos corremos el riesgo de que, al no conocer bien la gastronomía, te estén dando ‘gato por liebre’.
Por eso, para comer bueno, bonito y barato no puedes dejar de ir a un celler mallorquín. Estos restaurantes dominan la gastronomía típica y suelen ser muy económicos. Además, la decoración es tradicional, las mesas grandes y es un lugar perfecto para ir con amigos. En Palma, el más conocido es el Celler sa Premsa, que se encuentra a unos 10 minutos a pie de Plaza España. ¡Una experiencia para chuparse los dedos!
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