Sábado 12 de Marzo del 2011
Atrás quedó Florencia y sus atardeceres dorados. Ahora tenía frente mi a la ciudad en la que tantas veces había fantaseado estar, esa ciudad que dicen que pronto se hundirá y que si no la conocemos ahora, quizá nunca lo hagamos.
VENECIA
Había evitado ir a lugares que había quedado en ir con mi ex y aunque esta ciudad estaba en la lista de las ciudades que íbamos a visitar juntos, no la podía obviar porque era uno de mis sueños.
Sentada en el descanso de las escaleras, con mi mochila en la espalda y con una fuerza que antes no me imaginé tener. Tenía frente a mí el canal más importante de Venecia.
Compré mi ticket y me subí al Vaporeto con una emoción que me acompañó en todo el recorrido. Me bajé en el puente Rialto y me puse a buscar la dirección del hostal en donde me iba a hospedar. Empecé a preguntar cómo llegar, porque era muy probable que terminé perdida en esas pequeñas y laberínticas calles.
También puedes leer esta ruta por el norte de Italia.
Reserva cancelada
Cuando al fin llegué al hospedaje me di con la sorpresa que mi reserva había sido cancelada. No podía creerlo y ellos solo se limitaban a decirme que lo sentían pero que no podían hacer nada. El miedo me embargó y salí a buscar un hotel para pasar esa noche.
Cuando empecé a preguntar en hoteles aledaños los precios no bajaban de 250 euros la noche. ¡Esos precios eran imposibles! No podía pagar eso, no tenía ni cómo hacerlo.
Me senté en la esquina de una plaza porque los pies no me daban más y las lágrimas empezaron a rodar por mi rostro. Era la primera vez que lloraba en ese viaje. Ni en Niza me pasó esto.
Creo que fue la mezcla del cansancio y sentirme como un en campo minado de recuerdos, recuerdos que nunca se dieron porque no llegué a estar ahí con él. Sabía que si no tenía cuidado pisaría alguno y me destrozaría por completo.
Por momentos sentía que él me había robado el lugar porque ya no podía pensar en la ciudad que toda la vida había querido conocer, sino solo pensaba que era un lugar en el que pude haber estado ahí con él.
Solucionando problemas
Al cabo de un momento decidí levantarme. Volví al hostal a ver cómo me podían ayudar, al fin y al cabo me lo debían, ellos o el internet habían anulado mi reserva y en todo caso necesitaba una mano.
La pareja empezó hablar en italiano mientras yo esperaba en el hall. Sentía que ella levantaba la voz y él chistaba con los labios. Escuché que el teléfono se descolgaba una y otra vez. Entraban y salían llamadas. Finalmente dejaron de hablar y salió la mujer para indicarme que me habían encontrado un dormitorio en un hostal de un amigo. Me dijeron que era pequeño y que el cuarto lo era aún más pero no importaba, me iban a cobrar 50 euros. Y ese precio para Venecia estaba más que bien.
Camino al hostal
Me llevaron al hostal, de primera impresión, el lugar no era nada pequeño. Todo lo contrario, era un hotel grande y bonito. Lo mejor era que estaba muy cerca al puente Rialto.
Dejé mis cosas en la recepción hasta que me entregaran el cuarto que aún lo estaban limpiando y salí a almorzar a un restaurante a lado del canal principal. Me costó un poco caro, 13 euros era la comida más costosa que había pagado hasta el momento, pero me lo debía. Tanta angustia debía tener una recompensa y era necesario disfrutar un momento.
Un paseo en góndola
Luego de terminar mi almuerzo, decidí irme a pasear un poco. Vi las famosas góndolas y decidí preguntar por el costo, moría por subirme a una y pensé que quizá nunca más volvería a estar ahí. Así que debía hacerlo, cuando me dieron el precio, casi me muero, pero que más daba, ya estaba ahí.
Fue lindísimo pasear por los canales, escuchar al gondolero contándome un poco más de la ciudad y cruzar la ciudad fue un sueño hecho realidad. Lo malo es que cada vez que me cruzaba con otra góndola veía parejas felizmente abrazadas que se iban dando besos debajo de los puentes que pasaban.
El gondolero me preguntó que hacía sola, ¡que manía con preguntarme eso! pensaba. Opté por sonreírle y decirle ¡De vacaciones! Pero ni yo me lo creía, por dentro me iba resquebrajando poco a poco.
De vuelta al hotel
Cuando terminó el paseo, me fui directo al hotel. Ya deberían tener la habitación limpia. Necesitaba darme una ducha y cambiarme de ropa para salir a pasear nuevamente. Supuestamente ese era el plan, hasta que llegué a mi habitación. Era linda, de pequeña no tenía nada y por la ventana podía ver el canal grande, era una vista privilegiada.
Debería estar feliz pero no lo estaba. La pena llegó y se alojó conmigo en la misma habitación. El sol llenaba de luz la habitación.
Cerré la cortina, la oscuridad llegó a teñir de negro la habitación y con esa oscuridad algo en mí se apagó. Me recosté en la cama y dormí, dormí todo lo que no había dormido en días. Horas más tarde, cuando me desperté, la soledad estaba recostada a mi lado y la pena seguía llenando la habitación.
Me senté en la cama y pensé – estoy en Venecia, la ciudad que había soñado conocer, basta de lamentos! –
Venecia de noche
Ya era de noche cuando salí del hotel. Caminé por el puente Rialto y me metí por las calles de la ciudad. Venecia estaba empezando apagarse poco a poco, cada vez menos locales comerciales estaban abiertos, cada vez menos gente caminaba por las calles.
Decidí perderme sin llegar a ningún lugar en específico y sin saber a quién me iba a encontrar en un momento.
Mientras caminaba empecé a pensar en las cosas que hice mal. En mi relación, en lo que pude haber hecho diferente, una ola de preguntas me rodearon: ¿Debí haber hecho algo más por la relación? ¿Qué hubiese pasado si él hubiese estado aquí conmigo? ¿Cuándo alguien deja de querer en una relación, cómo se lo dices a la otra persona sin hacerle daño? ¿Es factible hacer algo así, o siempre uno de los dos termina dañado? Luego empecé a comprender, cuando una relación acaba, siempre duele. Uno piensa que quizá después de eso no podrás respirar más pero luego te das cuenta que sí, que dentro de poco lo olvidarás y hasta lo recordarás con cariño.
La idea no era culparlo, ni culparme a mi, sino ENTENDER y perdonar. Si uno no se perdona a sí mismo y a la otra persona que te hizo daño, entonces no superas esa pena.
Fue ahí que comprendí que no había nada de malo en estar sola, porque sola en sí no estaba, estaba conmigo y no necesitaba nada más. En ese momento lo perdoné y le agradecí por darme esta oportunidad y así tan sólo así, ese especie de fantasma que me había acompañado en todo mi viaje se levantó de mi lado. Se despidió de mi con un beso en la frente y se fue.
Una cita especial
En ese momento había caminado muchísimo y sin darme cuenta había llegado a la estación de tren. Me senté un momento con la luz de las estrellas, el canal al frente y en la ciudad de ensueño llamada Venecia.
Fue ahí que apareció alguien y tuve la mejor cita que pude haber tenido en todo mi viaje. Esa cita fue conmigo misma. Me había re-conocido y ya no tenía más pena, ni culpa, ni soledad. Estaba completa, completa y feliz.
Al día siguiente recorrí un poco más de Venecia y por la tarde tomé el tren rumbo a París.
(Este relato pertenece a mi viaje del 2011 que podrán empezar a leerlo en Atreverse más, pensarlo menos.
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Gracias Mary por compartir tu viaje a Venecia es mi sueño desde pequeña conocerlo muchas gracias parte de tu relato me remonta a soñar que estoy allí.
Gracias Andrea por leerme y que lindo que te haya llevado ahí con mi relato! un abrazo y a cumplir los sueños!
Hermozo relato , m gustaría algún día poder estar en ese lugar
Gracias Dubraska! todo lo que se desea se puede hacer realidad! un abrazo!!
Que lindo , justo estoy pasando por momentos parecidos , ya que se termino mi relación de 4 años y si muchos cosas por hacer quedan pero mis sueños por cumplir también !! Gracias por tu experiencia me ayuda mucho !!
Hola Mary! que alegría encontrar tu Blog!, haré mi primer viaje al extranjero y sola, soy peruana también yviajaré a Alemania (Berlin)-Francia (Paris)-España (Barcelona, Madrid, Alicante y Mallorca y luego a Italia (Positano,Roma,Florencia,Venecia,Genova,Milan, Boloña), me has ayudado mucho en guiarme en como llegar de Napoles a Positano y acabo de reservar el mismo hotel en el que te quedaste en Salerno! ojala todo me vaya bien!!, cumpliré mi sueño de viajar!, estoy loca, me mando sola y a tantos lugares, bueno son ahorros de mucha chamba y mientras una esté soltera, hay que aprovechar!, Quería preguntarte de Roma iré a Florencia y quiero visitar Pisa desde ahí y luego Cortona, esta bién si lo hago desde Florencia? y como llegar de Roma a Florencia? y como hiciste para llegar de Florencia a Venecia? en tren? algún consejo?. Un abrazo!
Hola, Cynthia!
Que buen viaje tendrás, veo que está super bonito el recorrido. Me alegra mucho que te hayan servido los datos. Sobre tus dudas: De Roma puedes ir a Florencia en tren, es la mejor alternativa y la más económica, además que tienes unas vistas hermosas de Italia. Desde Florencia hay tours para ir a Pisa, y también sé que hay trenes. Averigua cuando llegues a la estación. Es mejor que vayas comprando tus tickets de tren ahí mismo. De Florencia a Venecia también llegué en tren. Todo Italia está perfectamente conectado en tren.
Mucha suerte en todo tu viaje…alas y buen viento!