Siendo el quinto país más grande del mundo, Brasil tiene mucho que ofrecer. Grandes ciudades, playas, mucha selva, vida nocturna, baile, fútbol, y por supuesto, mucha historia, son algunas de las muchas actividades que se pueden encontrar en este gran país sudamericano. São Paulo con sus parques y la mejor vida nocturna, mientras que Rio de Janeiro deslumbra con sus playas, montañas, e historia, al tiempo que Brasilia sorprende con su modernidad como una de las capitales del mundo más nuevas.
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Rio de Janeiro
No hay turista que no se deslumbre en esta ciudad. Su belleza natural se mimetiza con la arquitectura, una mezcla entre lo histórico y lo moderno. El carnaval sorprende a turistas y locales, y no solo los devotos admiran la estatua de Cristo Redentor (también conocido como Cristo del Corcovado).
En el centro histórico se puede visitar el Palacio Imperial, ahora un centro cultural, era usado anteriormente como casa de los gobernadores. La Catedral Metropolitana, el Museo Nacional de Bellas Artes, y la escalera de Selarón, son algunos pocos de los puntos históricos que enseñan un verdadero contraste de lo que es la ciudad.
Por otro lado, las playas de Ipanema y Copacabana albergan hoteles lujosos con increíbles vistas al mar y del atardecer, así como restaurantes con la mejor comida local. El estadio de fútbol de Maracaná es legendario para quienes disfrutan de este deporte. No se puede dejar la ciudad sin subir el Pan de Azúcar para disfrutar de una de las mejores vistas desde las alturas.
2. São Paulo
São Paulo la ciudad más poblada de Brasil y el centro financiero más importante de América Latina. Los brasileños le llaman “la ciudad que no puede parar”, y es uno de los centros de moda, negocios, entretenimiento, y cultura más importantes del mundo.
Para comenzar, el Parque de Ibirapuera es el principal parque de la ciudad, diseñado por el arquitecto Oscar Niemeyer, mejor conocido por su diseño de la ciudad de Brasilia, la capital. Se continua por la Avenida Paulista, recorriendo sus tiendas, museos y casonas. Vale la pena también el Monasterio de São Bento, conocido por sus cantos gregorianos, arte medieval, y el delicioso pan de miel.
El distrito de Liberdade alberga la población japonesa más grande del mundo (fuera de japón). Es un lugar donde probar comida japonesa—a veces con fusión local—y disfrutar de un paseo al estilo oriental. El museo imperdible de esta ciudad es el Museo de Arte de São Paulo (MASP), diseñado por la arquitecta Lina Bo y construido en 1968, destaca en la Avenida Paulista por su color rojo y gris. Obras de artistas como Diego Rivera o Degas son algunas de las que se pueden encontrar en este museo.
3. Brasilia
Brasilia es la capital de Brasil y funciona como la sede de los tres poderes. Su historia es muy corta, ya que fue una ciudad planeada específicamente para ser la capital de Brasil, oficialmente desde 1960. Esto le ha dado fama de ser una ciudad aburrida para turistas, sin embrago, gracias al diseño del arquitecto brasileñoOscar Niemeyer, la ciudad cuenta con grandes sedes y edificios modernos con una arquitectura particular que vale la pena visitar.
La Catedral de Brasilia, el Palacio del Amanecer (residencia oficial del presidente de Brasil), el Palacio de Justicia, el Palacio de Planalto, el Eje Monumental, y el Museo Nacional de la República son algunas de las obras de Oscar Niemeyer que destacan en la ciudad. Sin embargo, es importante destacar el Palacio Nereu Ramos, la sede del poder legislativo. Dos edificios espejo, una cúpula cóncava para el senado y una cúpula convexa para la cámara de diputados, con dos torres de oficinas al centro.