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feliz ansiosa. ¿El motivo? Estoy próxima a mudarme a otro país, mejor dicho a otro continente, muy lejos de la que fue mi casa en estos dos últimos años. Recuerdo que cuando llegué de Barcelona a Lima ese 14 de Marzo del 2013, después de vivir 7 meses allá, me agarró una fuerte depresión. Dejar a los amigos que hice allá, cambiar de rutina, cambiar mis clases por la oficina, fueron varios golpes a la vez. Llegué un sábado y el lunes ya estaba yendo a trabajar nuevamente. Salir de mi casa en carro y ya no a pie como lo hacía allá, dejar atrás los metros para meterme a un carro y manejar en las congestionadas pistas limeñas por horas, era un choque abrupto. Ni que decir de mis horarios, aún tenía el famoso “jet lag” y me quedaba dormida en el escritorio mientras hacía mis planos. En vez de descansar los fines de semana o amanecerme por ir bares, ahora, esos fines de semana eran para amanecerme también, pero ya no por fiestas, sino por supervisar obras de construcción Muchos pensaran que exagero pero es lo que sentí sinceramente en ese momento. Mientras mis amigos que volvían de España a Perú se tomaban unas semanas para aclimatarse y para enganchar nuevamente al trabajo, yo estaba en tan sólo dos días regresando a mi rutina anterior cuando aún no había salido de la actual. Recuerdo que no aguantaba mi trabajo, agradecía mucho por tenerlo pero me oprimía estar en una oficina nuevamente, mis alas se volvieron a atar. Trabajé para esa empresa por un año más y opté por renunciar para empezar a trabajar para mí y a mi ritmo. Empecé a trabajar el triple pero esta vez era para ahorrar más y por mi, estos dos años y medio he trabajado sin parar, fines de semana, día y noche. Aún recuerdo que les decía a mis amigos que quería vivir afuera nuevamente, que la vida estaba hecha para ir viviendo de lugar en lugar y no quedarse en un solo espacio. Como estaba en plan ahorro, no viajé casi nada al extranjero pero si por el interior del país, y fue ahí que entre viaje y viaje mi amor profundo por el Perú creció y creció, de una manera incontrolable. Siempre amé a mi país pero ahora siento que con los años y la madurez que me ha dado la vida veo a mi país distinto, con ojos de respeto absoluto, con ojos de admiración y ahora que no tengo ganas de moverme, mi vida gira 180° para llevarme lejos nuevamente. ¿Se acuerdan que hace poco escribí un post sobre la zona de confort, en el que les decía que tengan cuidado con lo que piensan? ¿Que si lo llamas con la mente puede cumplirse? Bueno, así me pasó de nuevo… hace unos días mientras empezaba a guardar todo en cajas, encontré un posa vaso de un café de Barcelona e inmediatamente un recuerdo vino a mi mente: Estaba en la avenida Diagonal (en Barcelona) despidiéndome de dos buenas amigas catalanas en un cafesito, mientras nos abrazábamos porque ya llegaba la hora de dejarlas y decirles “hasta pronto”, las miré a las dos detenidamente y les dije: Vuelvo pronto, pero ya no a España. Nos volveremos a encontrar en “…”. Ellas rieron, yo reí y así fue como llamé con el pensamiento a “ese lugar”. ¿Por qué lo dije? Hasta ahora no sé, pero ahora, dos años después de ese momento, estoy aquí sentada en mi escritorio, con una nostalgia ya conocida, con muchas cajas a mí alrededor, contándoles esto a ustedes. Estoy a pocos días de irme de este país maravilloso que me ha enseñado tanto estos dos últimos años y a pocos días de ir a “ese país” que me llena de intriga, a vivir por un año de momento. ¿Quién lo hubiese creído, no? Ni yo. ©Los viajes de Mary Blog 2015. All Rights Reserved.]]>

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