Mujeres viajeras que hicieron historia

Mujeres viajeras que hicieron historia. “Una mujer no debe viajar sola” aún se escucha decir esto entre la gente, y es que este estigma nos persigue, no sólo por los peligros a los que estamos expuestas, sino porque somos consideradas por parte de la sociedad como “débiles”. Los tiempos han cambiado, dicen muchos, la igualdad entre mujeres y hombres se ha consolidado en varios lugares del mundo. Pero, ¿qué tan cierto es esto?, sobre todo cuando la mayoría de la población aún no lo cree así.

Hoy quiero presentarles a 6 mujeres viajeras y que he conocido en el libro: “Ellas conquistaron el mundo”. Mujeres viajeras que lucharon por esa igualdad y que pasaron a la historia para recordarnos que somos capaces de lograr lo que nos proponemos. Mujeres viajeras que independientemente de sus edades y de los motivos que las llevaron a partir, desafiaron el tiempo y los estereotipos de la época, para perseguir sus propios sueños recorriendo el mundo.

Ida Pfeiffer, la viajera de alma libre

(Viena 1797-1858)

Una niña acomodada que creció entre seis hermanos hombres y que tuvo un padre que le enseñó que ella era capaz de cumplir sus sueños. A los cinco años hizo su primer viaje a Palestina y Egipto. Su padre le mostró un poco de ese inmenso mundo que ella no dudo en seguir explorando. Perdió a su padre a los nueve años de edad y su madre se hizo cargo de ella, esforzándose por reconducirla hacia el camino femenino y convencional.

Con 22 años de edad se casó con el Dr. Mark Anton Pfeiffer. Viudo y 24 años mayor que ella. El matrimonio arreglado llegó a su fin en 1835.

En 1842, con sus hijos ya adultos, decidió empezar a vivir la vida que siempre había soñado: viajar libremente y conocer ese mundo que su padre le empezó a mostrar. Dio la vuelta al mundo dos veces y escribió dos libros exitosos que la llevaron a conseguir el reconocimiento internacional como viajera. En Madagascar contrajo malaria, una enfermedad que la fue debilitando poco a poco. Un años después, en Viena, murió a los 61 años.

Isabella Bird, la viajera tenaz

(Reino Unido 1831-1904)

Isabella nació con una salud frágil y a los 18 años le detectaron un tumor en la espina dorsal que lo logran extirpar pero que la deja en estado de depresión. Sus médicos le aconsejaron cambiar de aire y fue así que su padre consigue enviarla a Canadá y a los Estados Unidos. Escribe su primer libro “Una inglesa en América”. Este sólo sería el comienzo de un sinfín de viajes y libros que la llevarían a convertirse en la primera mujer en ser aceptada en la Real Sociedad Geográfica de Londres.

A lo largo de sus viajes, mientras descubría lugares increíbles y vivía plenamente, perdió a toda su familia. Acepta casarse con el doctor John Bishop a los 50 años. Pero su matrimonio no duró más que cinco años pues quedó viuda y sola nuevamente. Pero ella ya sabía que en los viajes encontraría la cura de sus males. Fue así que a los 60 años decide estudiar medicina y viajar a la India. Ahí, funda dos hospitales en memoria de su esposo y su hermana. Los años siguientes se centra en viajar y conoce Persia, Turquía, Kurdistán, Bagdad, Teherán y llega hasta Marruecos, donde viaja con tribus bereberes.

Fanny Bullock Workman, la viajera ciclista

(Reino Unido 1859-1925 Francia)

Esta incansable mujer se desafió constantemente así misma y nunca utilizó la frase “no puedo”. Deportista, madre, escaladora, esposa y amante de la bicicleta, supo equilibrar sus grandes pasiones y dejar atónitos a todo el mundo cuando llegó a escalar más de 6000 metros de altura en el Himalaya.

Fanny, la viajera ciclista, recorrió Argelia a pedal en 1895. Dos años más tarde cruzó varias provincias españolas, recorrió 5000 kilómetros con dos ruedas, vestida con una falda larga y una blusa blanca, junto a su hervidor de té que llevaba colgado en el timón de su inseparable bicicleta.

Narró sus aventuras de ciclista en varios libros que la llevaron a la fama. Su alma aventurera la llevó a seguir pedaleando sus sueños y recorrió en bicicleta 22.500 kilómetros y así conoció Tánger, Ceilán, Java, Sumatra, Indochina y la India. Este último destino le robó el corazón, pues sus últimas declaraciones antes de morir a sus 66 años fueron: “Estando entre silenciosos picos y glaciares de las montañas heladas del norte de la India, comprendo porqué los hombres de las montañas alzaron estos templos creados por arquitectos que nadie puede emular”.

Nelly Bly, la viajera periodista

(Estados Unidos 1864 – 1922)

Elizabeth Jane Cochran, más conocida como Nellie Bly. Empezó su carrera de periodista escribiendo los típicos artículos de moda y farándula, pero ella no se contentó con esto. Decide viajar a Nueva York y buscarse un espacio como periodista encubierta en el periódico The New York World. La aceptan y le asigna su primer artículo sobre un asilo psiquiátrico para mujeres. Ingresa y se expone a las condiciones inhumanas a las que sometían a las pacientes. Logra escribir un artículo que llama la atención y las investigaciones sobre este centro médico no tardaron en llegar.

En 1888, con 24 años de edad, le propone a su editor que la mandara a un viaje alrededor del mundo, en referencia al libro “La vuelta al mundo en ochenta días” de Julio Verne, para demostrar que ella podía realizar dicho viaje en menos tiempo.

Setenta y dos días después ella regresó de su viaje, estableciendo un nuevo récord mundial en dar la vuelta al mundo. Fue la primera mujer en navegar el mundo sola, rompiendo el récord mundial de circunnavegación.

Nellie Bly se convirtió en la inspiración de muchas mujeres viajeras y ganó el respeto de sus colegas, que la reconocieron como “ la mejor reportera en América”. La viajera periodista demostró que ninguna meta es imposible de alcanzar.

Alexandra David-Néel, la viajera multifacética

(1868 – 1969 Francia)

Con un gran abanico de virtudes, Alexandra demostró ser una intrépida activista política, una excelente pianista, cantante de ópera, compositora, fotógrafa, escritora, y una exploradora del mundo.

Sus ganas de viajar empezaron desde pequeña. Su primer viaje sola fue a Londres a los 15 años. En 1900 conoció en Túnez a quien fue su esposo 4 años después, Philippe Néel. Su matrimonio no duró mucho. Dijo que tenía dos caminos: “marcharme o marchitarme”. En 1911 se separa de su esposo en buenos términos. Su ex marido se convierte en un fiel compañero con el que intercambió cartas hasta el final de sus días.

Alexandra comienza una nueva etapa y por fin se conecta con ella misma. Viaja a la India y empieza sus estudios de sánscrito y Budismo. Aprende el tibetano y los secretos del tantra. Se convierte en la primera mujer de Europa en conocer al Dalai Lama. Con 57 años, se siente preparada para llevar adelante su gran proyecto: “intentar llegar a Lhasa”, la capital del Tíbet. También conocida como la ciudad prohibida para los extranjeros. Alexandra logra su cometido e ingresa disfrazada de peregrino tibetano.

Escribió más de 30 libros sobre religiones orientales, filosofía y viajes. Y se retiró a pasar sus últimos años en la campiña francesa. A los 100 años volvió a renovar su pasaporte, “por si acaso”. Pero al año siguiente partiría a un viaje eterno del que no volvería más, habiendo cumplido todos sus sueños.

Amelie Earhart, la viajera voladora

(1897 – 1969 Estados Unidos)

Se crió con su abuelo, y fue con aquel hombre severo que creció trepando árboles y aprendiendo a disparar con rifles. Se convirtió en una de las mujeres viajeras más fuerte y decidida. Amelia tenía 20 años cuando empezó la 1era Guerra Mundial y decide irse de voluntaria enfermera en el Ejército. Allí, conoce su fascinación por los aviones. En 1923 cumple su sueño de ser piloto y cinco años más tarde, se convierte en la primera mujer en cruzar el Océano Atlántico en un avión.

En 1937 parte al que sería su último vuelo. Luego de 35.405 kilómetros recorridos y faltando 11.000 más por delante, el avión desapareció. A pesar de una búsqueda exhaustiva, nunca se encontraron sus restos. Amelia se convirtió en una de las mujeres viajeras más admiradas y con una desaparición que hasta la actualidad sigue siendo uno de los misterios más grandes de la aviación.

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