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Viajar en solitario

Viajar es la forma más intensa de aprender

Desde lejos veo una mesa libre, la única del lugar. Me apresuro por llegar a ella, antes que todos esos niños que vienen detrás, que se acercan como un enjambre de abejas. De pronto, escucho un sonido fuerte, un palo cae frente a mi y me corta el paso. El scooter de un niño cae a mis pies y mientras agradezco que no me golpeó; levanto la vista y vuelvo a ver mi objetivo: la mesa sigue libre.

Los cafés de París

Antes de sentarme dejo todo, con la parsimonia de estar segura que esa mesa ya es mía. Primero me saco el abrigo, luego la chalina y por último saco mi cuaderno y los lapiceros del bolso.

Observo el lugar mientras tomo asiento, estoy en un Starbucks, después de casi dos años. Los colores en las paredes, los tableros de la mesa que asemejan a tableros de ajedrez, la gente hablando en voz alta y el ambiente en sí, me hace sentir como en casa. Y aunque la mayoría de los que están en este café hablen inglés, porque ¿quién sino que los americanos podrían estar en un Starbucks en París? igual me siento en Lima por un momento.

Que haya bullicio esta vez me pone contenta. Llevo dos años viviendo en la ciudad de la luz y puedo decir que ya casi conozco bastante bien a sus habitantes, lo suficiente como para reconocerlos cuando entro a un local. Para darles un ejemplo, cuando entro a un café parisino, no existe el ruido ( y no miento) todos los comensales hablan bajito, a un volumen casi imperceptible.

Debo admitir que al comienzo ese silencio me llegaba a atormentar, pero luego lo aprendí a valorar porque sabía que eso significaba que había respeto por el otro. Poder hablar con la persona que tienes al frente en decibeles inimaginables hace que entiendas que eso es respetar al del costado.

La diferencia cultural

Tengo puestos los audífonos y la bulla que hay a mi alrededor es como un acompañamiento agradable. Quién piensa que no existen diferencias culturales está muy equivocado. Los europeos (no todos) son en su mayoría un poco fríos y de pocas sonrisas y casi nada de contacto físico con gente desconocida.

Todo lo contrario en Perú, sobre todo en provincia. Por ejemplo: las “caseritas” del mercado te llenan de apelativos cariñosos, te hablan con dulzura y encontrar eso por acá es casi imposible. Nunca verás al señor del mercado, al que ves casi a diario, que te pregunte cómo va tu día y te ofrezca probar la fruta de la temporada.

Con esto no quiero sonar a quejumbrosa, solo quiero decirles que he aprendido a conocer culturas diferentes a la mía, y eso me ha enseñado a ser más tolerante y a no juzgar, sino a aceptar.

Cómo olvidar las elecciones presidenciales donde combatía, en un ring de boxeo, con mis amigos de toda la vida porque iban a votar por el candidato que yo no apoyaba.

Los años te enseñan y los viajes también

Ahora, con los años; después de haber vivido 2 veces fuera de mi país, puedo hablar manteniendo mi posición pero sin imponerla y respetando siempre la del otro. La prueba de fuego la pasé hace poco cuando una pareja de amigos vinieron a cenar a casa. Mi amigo opinó sobre religión, yo lo escuché y acepté todos sus puntos de vista. Luego yo opiné desde mi posición, lo que viví en Israel, Indonesia y Singapur. Esos países me habían mostrado no solo lugares turísticos increíbles sino que me habían enseñado a ser tolerante. Aprendí a comprender todas las religiones, y a entender que al fin y al cabo todas tienen un punto en común: el amor.

Mi amigo me escuchó con respeto y terminamos teniendo una conversación llena de aprendizajes y enseñanzas. Al finalizar la cena, no faltaron los abrazos y la alegría de haber compartido una cena juntos.

Y Mary, ¿a qué quieres llegar con esto?

Seguro te estás haciendo esta pregunta. Bueno, si has llegado hasta aquí te quiero dar un consejo: Viajar es la forma más intensa de aprender. En cada viaje aprenderás de otras culturas y a mirar con otros ojos las cosas. Serás más abierto y respetarás a las personas que tienes a lado. Sobre todo, valorarás y querrás más tus raíces y a tu país.

Acabo de terminar el café y la música que sonaba en mis auriculares paró hace pocos segundos. En ese instante un bandoneón de la típica música francesa me trae de vuelta a la ciudad donde vivo: París.

Ya es hora de volver a casa. Antes de despedirme, les quiero dar las gracias por estar al otro lado de esta pantalla. Anímate y déjame un comentario abajo o al menos un saludo. Me hará mucha ilusión leerte. ¡Un abrazo!

9 Comentarios

  • Luis dice:

    Cuanta razón! Yo estoy agradecido de ser peruano, venezolano y ahora español. De conocer tantas culturas y diversos puntos de vistas. Todas mis experiencias me han llevado a ser una persona muy empática y tolerante.

  • Esther dice:

    Qué lindo, yo también conozco Europa, no he vivido allá como tú, pero me gusta observar a la gente. Ahorra escucho a la gente y también acepto sus puntos de vista a veces tan diferentes de los míos, pero tan válidos, la vida, las experiencias, la gente, los libros me ha enseñado a ser tolerante

  • Vanessa dice:

    Muy cierto, a veces el aprendizaje es duro, aprender a repetar es lo más difícil, uno espera siempre respeto y lo valora, pero corresponderlo es a veces casi doloroso, me pasó que siempre que viajó me siento bienvenida, acogida con cariño, quiero aprenderlo todo, olerlo todo, comerlo todo y espero que me lo den.. Hasta qué me toco un viaje en el que hasta lloré por el choque cultural… No vale la pena contar dónde fué, pero aprendí muy duramente que quizá ser viajero no está tan bueno para personas que valoran su cultura y sienten que cada turista o foráneo quiere o puede sacarles su esencia.. Por esperar lo que ellos no están dispuestos a dar sufrí y no pude manejarlo, prometí no volver, fué ahí mismo que aprendí que no sabía respetarlos tampoco.. Solo el camino dá ese conocimiento!

  • Muy cierto. gracias a estas culturas empiezas a entender a los demás y si es necesario ponerte en el lugar del otro.
    Wow. Saludos

  • Meeli Solis dice:

    Quisiera felicitarte por tu valentia de salir al mundo, explorarlo, conocer diferentes formas de vida y sobre todo personas con miles de formas de ver la vida… tengo muchas ganas de salir y conocer, y cambiar mi paradigma de lo que es el mundo, me has inspirado a lograr mi meta, de recorrer europa con otra prespectiva a la que tenia… muchas gracias por tu consejos y tips para viajar, me estan sirviendo mucho para empezar a planear y a despejar se ha dicho. saludos desde Mexico.

  • Jusef Morcos Grey dice:

    La vida está para aprender, y llenar la mente y el alma de nuevas experiencias. A seguir este lindo viaje llamado vida.

  • Aurora BM dice:

    Viajar, es terapéutico y curativo, a mi me ha curado el alma muchas veces, el conocer distintas culturas y gente tan dispar, hasta me emociona! Solo he viajado por Europa y por España, mi país, pero aún así he aprendido muchas lecciones de vida y sobre todo a ser tolerante y no cuestionar a nadie, no me puedo imaginar cuando salga de Europa, el impacto que tendré en mi cerebro! Brutal! sigo viajando todo lo que puedo, siempre que el trabajo me lo permite! es mi mejor medicina….

  • carmen dice:

    Saludos desde Camana -Arequipa

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