https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-3855939044335857 Skip to main content
Reflexiones

Girar y girar para detenerme

Me gusta viajar, tanto como me gusta aprender y encontrar la mezcla perfecta me ha tomado años y malos ratos.

En el 2016 gané el premio a la TravelBlogger más popular en FITUR y no paré de viajar. Por un lado me encantó la experiencia, era viajera a tiempo completo. Por otro lado, sentía que me perdía de cosas importantes: no estuve en el cumpleaños de A. y de mi hermana.

También me perdí de reuniones con nuevos amigos en París, esto hizo que esas reiteradas invitaciones dejen de llegar porque se convencieron que nunca podía ir. Mi relación con A. empezó a tambalear, no nos veíamos por meses. Toda mi vida estaba de cabeza y cada vez que pisaba París me sentía como una extraña, no sentía que vivía ahí.

PARA Y PIENSA

Al año siguiente decidí meter freno de mano y viajar con moderación. El problema vino cuando la soledad me golpeaba cada día. Mi trabajo como “nómada digital” se había visto afectado y de ese apelativo sólo me quedaba la palabra digital. Me empecé a encerrar en mí misma. Los tours que daba en París era el único momento en el que tenía contacto humano. ¡Qué difícil era encontrar el equilibrio que me haga sentir completa!

Este año por fin encontré esa estabilidad que tanto buscaba cuando recibí mi carta de residencia. Había esperado mucho tiempo para ese momento, por una parte porque odiaba ir a la prefectura donde recibía un trato fatal del personal. Estaba convencida y aún lo estoy, que los peores reyes de Francia se han apoderado de los cuerpos de estos trabajadores y los hacen ser las peores personas del mundo con los expatriados.

Y por otra parte porque no me dejaban trabajar, me tenían literalmente con las alas atadas. La visa de “familia” que me habían extendido por mi esposo, no me permitía trabajar. Lo curioso es que me pedían que demuestre que me podía mantener para vivir en este país. Tenía suerte, mucha suerte, mi trabajo como escritora para El Comercio y mis clientes en Perú con los que seguía trabajando como Arquitecta de Interiores, me generaban ingresos. Me revisaban las cuentas bancarias y veían que el dinero coincidan con mis facturas. Pasé momentos muy difíciles.

LET IT BE

Pero como no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista”; esta tormenta pasó y el sol volvió a brillar.

La tortura de ir cada 3 meses a la prefectura se acabó cuando recibí ese insignificante (pero a la vez tan importante) plástico que decía: residente en Francia. Ese día por fin me soltaron las alas y pude extenderlas para volar.

Como si todo se alineara; el mes que recibí la tarjeta de residencia terminé mi último proyecto de diseño de interiores en Lima y la frecuencia de los artículos que escribía para El Comercio, bajaron porque cambiaron de editora. Mi plan era empezar a buscar trabajo pasando el verano porque mis papás venían y era mi matrimonio religioso con A. Ningún trabajo me iba a dar vacaciones y no era responsable de mi parte.

El problema fue que empecé a tener demasiado tiempo libre y ese fantasma llamado “depresión” se instaló a mi lado para no dejarme en ningún momento. Un día, no sentí la necesidad de pararme de mi cama, giré y quedé frente al espejo de mi armario. Cuando vi mi reflejo me desconocí por completo. ¿Quién era esa chica de ojos tristes? Me sentí tan mal de verme así, rendida. Decidí pararme y hacer algo. Me bañé, cambié y salí con un CV impreso en mis manos.

Caminé sin saber a dónde iba hasta que llegué a la florería donde siempre compraba flores para la casa. El dueño se acercó sonriente y listo para atender a una de sus fieles clientas. La sorpresa que se dio fue muy grande cuando le dije que no estaba ahí para comprar flores, sino para conseguir trabajo. Le expliqué que era arquitecta de interiores, especializada en escenografía y fotografía y que tenía muchas ganas de trabajar. La primera pregunta que me hizo fue si sabía de flores, a lo que le respondí que no, pero que podía aprender.

No sé si ese día el cielo se iluminó o le caí bien pero aceptó con un: “te espero mañana a las 10”. La alegría que sentí fue tan grande que terminamos el día festejando en el bar de la esquina con A.

NUNCA PARES DE APRENDER

El trabajo al inicio fue duro, las flores son cosa seria. Amanecerse para traer las flores frescas cada día es una de las pocas cosas duras que esta labor trae; además de cortarse las manos con las espinas. Ahora admiro a los floristas enormemente y he aprendido mucho de ellos. Cuando ya tenía el conocimiento básico de esta profesión, pasé a crear el área de marketing que aún no tenían.

Ahora me encargo de las redes sociales, la creación de la web y de fotografiar y diseñar eventos. Entre los proyectos más grandes que hemos hecho, está el diseño escenográfico de un evento para el París Fashion Week. Y entre las alegrías más grandes está tener uno de los mejores jefes que he tenido y unos compañeros que más que colegas son amigos queridos.

(Y no se preocupen, seguro se están preguntando cómo hice con el mes de agosto; tranquilos, ese mes la florería cerró porque entraron en vacaciones de verano).

Cuando decidí ponerle fin a esa sensación de girar y girar para detenerme; empecé a vivir el aquí y el ahora. Comencé a disfrutar lo que me ofrecía esta ciudad y encontré mucho, sobre todo, me encontré a mí misma. 

Ahora he vuelto al esquema que tenía en Perú, trabajar mucho para ahorrar y seguir viajando. En ese equilibrio entre el movimiento y la quietud, lo que más me gusta es aprender. Hace dos meses empecé mis clases de Historia del Arte en L’École du Louvre y estoy feliz!

Y es que como dijo Mahatma Gandhi: “Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre”.

Ese edificio de ahí al fondo es mi nueva escuela y me encanta!

Viaja conmigo por FacebookTwitter y Instagram

©Los viajes de Mary Blog 2018. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción.

Un Comentario

  • Mire dice:

    Hola Mary, recientemente descubrí tu blog, y créeme que da gusto leerte. Yo también soy de Perú y acabo de mudarme a Paris, y es curioso porque justo ayer estuve en la prefectura y me dieron cita para abril, lo bueno que el proceso fue más sencillo, ya que tenía tarjeta de residencia belga por mi novio (aunque la sufrimos en Bélgica) igual aún nos falta reunir ciertos documentos y no sé cómo será después pero por el momento bien – fuera de la pesadilla que fue lo de encontrar cuarto – todo se ha ido dando poco a poco, y me siento mucho más feliz. Hace años también quise venir a Paris, y era el destino que iba posponiendo por otros países, hasta que me dije que ya no debía de esperar más. Es cierto no debemos pensar que la vida está comprada y debemos vivir el ahora, te felicito por el trabajo con la florería, y que este año te vaya superbien en todo aspecto!!! Un abrazo.

Dejar un comentario

Este sitio esta protegido por reCAPTCHA y laPolítica de privacidady losTérminos del servicio de Googlese aplican.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.