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Domingo 06 de Marzo del 2011

Mis pasajes listos, mi mochila armada, mi ropa para mañana preparada, el despertador a la hora…mientras enumeraba y repasaba todo lo que debía tener para el día siguiente que partía nuevamente. Me iba recostando en el sofá para pasar mi última noche en Barcelona. Un ruido en la cocina me despertó. Abrí los ojos y demoré en ubicar en donde estaba, cogí mi móvil, lo acerqué a mis ojos y vi la hora… ¡Maldición! mi despertador no había sonado! Me levanté rápidamente y empecé alistarme. Si perdía el tren, perdería dinero y los siguientes trenes de conexión. Los nervios se apoderaron de mi cuerpo, puse mi mochila a la espalda y salí corriendo de la casa de Erika.

De camino a la estación de tren

No debía de ser difícil caminar hasta la estación del metro que había sido mi rutina los tres últimos días pero con todos los nervios y la prisa que llevaba encima; como era de esperarse, me perdí en el camino. Empecé a notar que estaba dando vueltas, llevaba 20 minutos de retraso. Debía de relajarme para pensar con tranquilidad, respiré profundamente y analicé mi camino. Mientras me repetía “debes relajarte porque así no vas a llegar a ningún lado”.  Empecé a caminar nuevamente, a la derecha, luego izquierda, de frente y listo!. Encontré a la Sagrada Familia y llegué a la estación de metro. Debía llegar a Sants-Estació de donde salían los trenes. Cuando llegué a la estación busqué mi tren. Ahí estaba listo para partir a Figueres. Fui la última en subir, dejé mi mochila y me senté. De pronto todo el cansancio vino de golpe pero no debía de descuidarme porque debía hacer un siguiente transbordo para llegar a Montpellier.

Camino a Niza

En el tren de Montpellier el idioma ya había cambiado. Atrás quedó el español y empezó el francés. Estos cambios, son una de las maravillas que encuentro fascinante en Europa, pasas de una calle a otra y ya estás en otro país, por ende, con otro idioma. Debía hacer el último transbordo y aunque todo me había ido bien hasta el momento; el hambre y el sueño se estaban apoderando de mí. Llevaba todo el día sin comer, por el apuro no había comprado nada de comida. Varias horas más tarde, 1 metro, 3 trenes y mucho cansancio encima, al fin había llegado a Niza.

NIZA

Como llegué de noche el módulo de Información estaba cerrado. Decidí tomar un taxi para llegar a mi hotel que lo tenía reservado desde Perú. Me acerqué al taxista y empecé a usar mi francés oxidado que no lo usaba varios años. Cogió mi agenda donde llevaba apuntada la dirección de mi hotel. Mientras leía, iba negando con la cabeza y haciendo un ruidito con los labios tch tch tch tch. Me temía lo peor y ya no estaba de humor para malas noticias. Levantó la cabeza y me dijo que mi hostal estaba ubicado muy lejos de la estación de tren, incluso a las afueras de la ciudad por lo que me recomendaba que no era un buen lugar para dormir si es que mi plan era conocer la ciudad andando. Cuando empecé arrugar mi cara y mis manos iban directo a tapar mi rostro, el señor muy amable me dijo que no me preocupe, que había un hospedaje muy cerca, al cual podía ir andando y que era un lugar para jóvenes. Me dio las indicaciones y empecé a caminar hasta el lugar. Al fin podría comer, ducharme y dormir.

En el hostel

Una vez en el hostel, me registré y me entregaron las llaves. Subí las escaleras, abrí la puerta y de pronto todo se desmoronó…habían 8 camas en mi habitación! No podía creerlo, ¿8 camas? Había caído en un albergue de jóvenes (un lugar que ahora me parece muy común pero que en ese momento no conocía ese sistema). Cerré la puerta rápidamente y bajé para indicarle al señor que se había equivocado, que había pedido un dormitorio privado, que no quería dormir con otras personas pero la respuesta del recepcionista fue una sonrisa y un no es posible. Además, tampoco vendían alimentos de noche. Llevaba casi 24 horas sin comer. Me fui rápidamente a una computadora de las que tenían ahí y empecé a tratar de comunicarme con mis papás pero no tenía suerte, no estaban en línea. Decidí entonces comprar mi ticket de avión para Roma, solo me quedaría esa noche ahí, pasearía un poco la ciudad y me iría por la tarde. Ya no quería saber más de Niza. Con el ticket en mano, subí a mi habitación. Abrí la puerta y esta vez mi habitación ya no estaba vacía. Había una chica, volteó la cabeza y con la mirada un poco asustada se quedó mirándome. Su nombre era Libby, era de Nueva Zelanda y hablaba francés. Ella también estaba nerviosa porque era la primera vez que se quedaba en un albergue de jóvenes. Al igual que yo, nunca había dormido en uno de estos hostels y como es obvio, cuando no conoces algo así te asustas. Le conté un poco de mi viaje, mi hambre y mi cansancio. De pronto giró y sacó una manzana de su mochila, me la puso en las manos y para mí el mejor regalo y banquete del día. Me metí a la ducha, nos despedimos cada una desde su cama y me fui a dormir tranquila.

Lunes 07 de Marzo del 2011

Me costó levantarme realmente estaba cansada. Libby ya no estaba en la habitación, había salido a pasear. Tomé desayuno y decidí conocer algo de la ciudad a la cual no me había presentado como debía. Era momento de reconciliarme con ella y presentarme como debía. Salía a caminar. El sol golpeó mi rostro y me encantó todo lo que veía, era una ciudad elegante y bonita, con edificios de tonos cálidos y áreas verdes por todos lados. Estaba en Niza, esta ciudad francesa ubicada en la costa azul de Francia, a tan solo 30km de Italia. Es considerado uno de los balnearios favoritos de los franceses que vienen atraídos por sus magníficas vistas del mar mediterráneo y su arquitectura de la Belle Epoque y los años 30’s. Seguí caminando por sus estrechas y sinuosas calles en busca del mar mientras pasaba un sin fin de iglesias de estilo barroco. Me asombraba por sus construcciones y me dejaba seducir  por esta ciudad francesa… Hasta que después de andar por unas horas, lo encontré. Ahí estaba el mar Mediterráneo. Su color azul clarito y su tranquilidad, me llenaron y alegraron el día. Luego de estar en la playa seguí conociendo sus calles, sus palacios y su gente. Me di con la sorpresa que esa noche se llevaría a cabo el famoso corso del carnaval de Niza, el evento más importante de la Costa Azul en invierno. Este carnaval es uno de los más conocidos del mundo. Todos los barrios de la ciudad se cierran con el corso iluminado y de las célebres batallas de flores. Lamentablemente no estaría en él, porque por mi susto del día anterior, ya tenía mi pasaje comprado pero de todas maneras vi un poco de los preparativos. Esa tarde cogí mi mochila y salí rumbo a la estación de buses que me llevarían al aeropuerto para ir a mi siguiente parada: Roma.

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11 Comentarios

  • anton dice:

    Súper post! Que pena tanta mala suerte en un día pero así terminan saliendo los mejores viajes y también lograste conocer la costa azul de Francia! Sigue con tus historias que encantan!

    • Mary dice:

      Gracias por las buenas vibras. es verdad, después de lo malo, conocí Niza y me encantó! un abrazo!

  • Silvia dice:

    Fascinante relato! Cómo siempre…. Me deja con las ganas de conocer tan lindos lugares

  • Gabriela dice:

    Excelente post y sobretodo excelente experiencia!

  • Pingback: Roma. Parte 1 |
  • Laura dice:

    Hola Mary! no te conozco pero me encanta saber que el sentimiento viajero nos une!. Estoy leyendo tu blog y me gusta mucho. Al igual que tú, estuve hace poco en europa y también escribí un blog porque, como no puedía ser para menos, me encantó todo lo que viví y no podía dejar de compartir con mis amigos todas mis aventuras. Fui a Francia como asistente de español y ya te imaginarás que la ciudad en la que estaba muchas veces dejaba de ser la ciudad en la que vivía para ser la ciudad de la que partía porque también aproveché mi estadía para viajar y mucho. Y a que no sabes en qué ciudad francesa viví…pues en NIza!!!!!! así que leer tu post me trajo muy lindos recuerdos de esta ciudad tan preciosa que es como mi segundo hogar. Que penita que no te pudiste quedar por más tiempo, el carnaval por la noche te hubiese encantado y tb te faltó visitar la Colline Du chateau que está subiendo por la vieille ville…no sabes la vista de la costa desde ahí…además hay una cascada en esa colina <3. Espero que puedas regresar para que puedas disfrutar más de Niza y de otras ciudades pequeñitas que están cerca y que son de estilo medieval que seguro te encantarían. Yo estoy en Perú ahora pero prontito regresaré al viejo continente, Dios mediante, siguiéndole los pasos a mis sueños. Te invito a leer mi blog http://delimaparaniza.blogspot.com/2013/09/bienvenidos.html

    • Mary dice:

      Hola Laura! Gracias por tu mensaje tan lleno de buena vibra! De todas maneras volveré, es una ciudad lindisima y Francia a mi me encanta. Que suerte que hayas vivido ahí, debe ser increíble. Ahora veré tu blog, gracias por compartirlo conmigo y que suerte que vayas a volver! que sigan los sueños! un abrazo!!!

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