https://pagead2.googlesyndication.com/pagead/js/adsbygoogle.js?client=ca-pub-3855939044335857 Skip to main content
Reflexiones

Mis días en cuarentena…

Estamos cada vez más cerca del último día de la cuarentena, esa que nos ha llevado a más de 40 días encerrados y con una batalla que aún no hemos ganado. 

Me encuentro sentada en el comedor con la computadora al frente, sola y sin ningún ruido a mi alrededor (tanto dentro como fuera de mi cabeza), y tengo que admitir que me encuentro emocionada cuando escribo este post. Todo lo que hemos vivido y que aún estamos viviendo ha sido muy fuerte a nivel personal, emocional y humano. Y siento que ha sido un poco más difícil de lo que ya era, por el simple hecho de haberme iniciado como mamá en medio de una pandemia.

Me ha hecho vivirlo más intensamente, como imagino que les ha pasado a muchas de ustedes también. Cuando pienso en amigas que están embarazadas en medio de esta incertidumbre o a otras amigas que han dado a luz en pleno confinamiento con todo el miedo encima por este virus que ha estado acechándonos por días y aún sigue ahí fuera llevándose a varios a su paso. ¡Qué difícil ha sido y aún lo es!

He entendido, más que nunca, que la salud es lo más importante para nosotros y nuevamente, por si aún no lo llegaba a entender: que la vida cambia de un día a otro y nadie la tiene comprada. 

A nivel personal, estos días han sido duros al encontrarnos en un apartamento que no era el nuestro y con un bebé tan pequeño, con nuestras cosas en cajas y sin saber dónde vamos a vivir cuando todo esto acabe. Aún así he tratado, en la medida de lo posible, de estar con el mejor estado de ánimo, y he trabajado para mantenerlo alto la mayor parte del tiempo, porque he entendido que si yo no estaba bien, los demás tampoco lo estaban. 

Mi esposo y mi bebé están a mi lado y yo debo estar con ellos al 100%. Cada llamada que he recibido de mis padres he tenido que sacar fuerzas de donde no las tenía, porque a la mínima que me desplomaba empezaba a esparcir mi temor y los llenaba a ellos de desesperanza. He entendido que cuando yo tengo un mal día, arrastro inevitablemente al resto, aunque eso no signifique que no tenga derecho a tenerlos.


Veo hacia atrás estos más de 40 días encerrados en casa, levanto la cabeza y observo esas pequeñas ramas a través de mi ventana que puedo ver desde la mesa del comedor mientras que en mi Spotify suena una dulce pero triste canción de Julie Byrne “Follow my voice”, y no puedo evitar emocionarme al pensar en todo lo que hemos vivido con una intensidad que difícilmente podremos olvidar. 


No olvidaré de esos días tomando sol en la terraza o de esas noches de comida frente a la tv mirando Strangers Things o la Casa de Papel con A. y mirando todo por pedacitos mientras Nicolás dormía inocentemente entre sus dulces sueños, y mis llantos por cada capítulo triste que me servía para desahogar lo que llevaba dentro. 

Tampoco olvidaré cuánto he disfrutado cocinar. Todas las tortas horneadas y los platos nuevos que he aprendido hacer con tanto amor para A o la torta por cada cumple mes de Nicolás aunque él no las pueda probar. También recordaré las mañanas perezosas junto a mi bebé, aprovechando cada minuto con él mientras lo veía dormir alejado de todo este caos.

Los horarios raros y la frustración que he sentido por todo el trabajo que no he podido cumplir durante estos días, por no haber podido llamar a todos mis amigos, por no haber sido más productiva, por no saber si hubiese podido haber aprovechado más este tiempo que se esfuma. Pero luego recuerdo que yo he dado lo mejor cada día, y es entonces cuando me reconcilio conmigo misma. 

Llorar sola, llorar con mi madre, con A. Llorar con o sin razón y luego reír sin motivo, convivir con todos lo estados de ánimo habidos y por haber. 

Extrañar más que nunca los abrazos de aquellos que no están cerca y darme cuenta de que eso es lo más importante al igual que la salud: la familia.

Y por eso me animo a escribir esta recopilación de mis días en cuarentena, para todas las que se vean reflejadas en alguna descripción, en mayor o menor medida y que sepan que lo hemos hecho bien. Muy bien.

Que esta cuarentena nos deje ese aprendizaje de que debemos aprovechar cada día, cada detalle, cada abrazo y que no demos por sentado nada, porque un día todo puede cambiar y no volver a ser como antes.

Un abrazo grande

Mary

——

También lee: Siempre nos quedará París

Acompáñame siempre por FacebookTwitterInstagram 

©Los viajes de Mary Blog 2020. Todos los derechos reservados. Prohibida su reproducción.

3 Comentarios

  • Samantha dice:

    Me siento muy identificada, en todo lo que escribiste.
    Me emociona el final de esta cuarentena y todo lo que hemos pasado, a pesar de que acá en Argentina se tomaron medidas a tiempo, y no sabemos qué pasará con la llegada del frío, ya estamos a 40 y pico de días de cuarentena y con miras a flexibilizar todo. Aún se siente el miedo y la incertidumbre, pero mantenemos la fé en que todo irá mejorando de a poco…
    Un beso grande

    S.

    • Mary Salas dice:

      Me alegra mucho recibir tu mensaje. Espero que todo esto pase pronto y que sigamos siempre viendo lo importante: la salud y la familia.

      Te mando un beso grande hasta Argentina!

  • Ya muy pronto volveremos a viajar!

Dejar un comentario